Existen sucesos bellísimos de la vida de Teresa de Lisieux, como aquel en que, en la noche, cuando el monasterio dormía, salió de su celda y se fue al coro donde yacía muerta una carmelita anciana, su santa amiga, a la que robó una lágrima de su mejilla. Yo le he dedicado este breve poema:
TERESA
La rosa es blanca
y el alba rosa.
Repica la campana
del monasterio.
Murió la santa
y aroma el aire.
Tiene una lágrima
en la mejilla.
Noche callada.
En el silencio,
viene Teresa
y se la guarda...
José ASENJO SEDANO, 2005
TERESA
La rosa es blanca
y el alba rosa.
Repica la campana
del monasterio.
Murió la santa
y aroma el aire.
Tiene una lágrima
en la mejilla.
Noche callada.
En el silencio,
viene Teresa
y se la guarda...
José ASENJO SEDANO, 2005
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