viernes, 25 de abril de 2008

MEMORIA DE PÍO BAROJA








Pio Baroja.El más fecundo de nuestros novelistas. Sus novelas - sobre Madrid, sobre el País Vasco- son un mosaico de personajes inolvidables, fruto de una mente lúcida, bien dotada para la pintura y la observación. No se verán nunca tantos españoles como los que desfilan por sus novelas. Miles de páginas y miles de personajes, nunca masa. En Baroja, el personaje literario es siempre persona. Nos recuerda al Greco y a Goya. Nunca a Velázquez. Tampoco a Solana. En Madrid vivió de niño cerca del campo de los ajusticiados. ¡Triste recuerdo! El Madrid sombrío de algunas de sus novelas del suburbio.




Baroja había nacido en San Sebastián, en 1872, Día de los Santos Inocentes. Nunca se casó, prefería los cuidados de su madre, doña Carmen Nessi, que lo mimaba como hijo único. Madrero y familiar, de mesa de camilla. En este ambiente Baroja se sentía feliz. En "Los Baroja", ecribe su sobrino Julio Caro: "Para mi tío lo principal no eran ya los libros, ni los pueblos, ni las regiones, ni las naciones, ni las ideas: lo principal eran las personas, los individuos, hombre y mujeres como tales. Lo mismo le daban que fueran ricas que pobres, cultas que incultas."




En 1936, cuenta Ramón Gómez de la Serna ("Retratos Completos", Aguilar, 1961 ), "después de mucho andar llegó (don Pio) a la frontera (francesa), divisó a dos carabineros:

-¿Se puede pasar?,-les reguntó

-Usted sí, don Pío,-le dijo uno reconociéndole,- y lo mejor que puede hacer es irse."

Y eso fue lo que hizo, pasó la raya con lo puesto y se fue a vivir, primero a Hendaya, luego a París, donde vivió su exilio bélico en un pabellón de estudiantes en la ciudad universitaria, donde no fue feliz. No tenía una peseta y casí vivía de prestado. Así hasta que decide regresar a España (1940 ), a su casa de Vera. Volvería a París todavía para regresar enseguida a su tierra, a escribir y cavar su huerta...


Decían que Baroja era anarquista. No creía en la política. No creía en los gobiernos. En realidad era un "anarquista literario", un conservador, al que solo le interesaba aquella política que le permitía escribir tranquilamente, aunque reconociera que la política es todo. Pesimista, estoico. Quizá muchos ignoren que Baroja era un lector asiduo del Evangelio. Lo dice en sus Memorias:


-"¿Usted no ha leído el Evangelio?,-preguntó en cierta ocasión a un interlocutor molesto.

-No, entero, no.

-Pues yo lo he leído muchas veces. Creo que un hombre que se atenga, por ejemplo, a las máximas del Evangelio, no se puede hacer rico."

Él, desde luego, no se hizo rico. Baroja daba siempre un sentido moral a su obra. "El escritor- escribió de él, el profesor López Estrada- sabe apreciar los destellos de bondad aunque no ofezca camino de salvación a los lectores". Siempre fue auténtico y veraz. Siempre le preocupó la moral, más que la ética y la estética. Sostenía que la gran literatura europea, que tanto admiraba, fue siempre moralista. "La carencia de religiosidad y aun los resquemores religiosos que en ocasiones manifiesta, eran compatibles con una exigencia de principios morales, puestos de manifiesto de una manera específica" ("Perpectivas sobre Baroja", Sevilla, 1972).

Fue un brillante escritor. Todos lo reconocían así, aunque los libr.no lo hicieran rico,sino todo lo contrario. Traducido a todos los idiomas, incluido el japonés. Decía: "He sido siempre el escritor que he querido ser, un escritor observador e indepeniente". Andariego y solitario. Tímido. Era fácil verlo con su boina por el Retiro de Madrid o en los bosques de su tierra. También le gustaba visitar las librerías de antiguo donde se hayan verdaderos tesoros literarios. No le gustaba Freud, ni André Gide. Ni Proust. Le gustaba Dostoyevski, Dickens, nuestra novela picaresca del Siglo de Oro. Lector y trabajador empedernido. Era un obrero de la novela. Un cincelador. De Galdós odiaba su amor al dinero. Jamás, y lo tenía a orgullo, escribió pornografía. "Nadie que lea mis libros -decía,encontrará en sus páginas pornografía. Verá, quiza, incorrección, desorden, desaliento, oscuridad, pero pornografía, no. Puesto a buscar, hallará más ascetismo que pornografía." Por eso rechazaba a aquellos escritores de grandes tiradas de su tiempo ( Felipe Trigo, Pedro Mata, Eduardo Zamacois, Alberto Insúa y otros) representantes de la novela erótica, tan popular...

Se ha hablado muchas veces de que Baroja no tenía estilo literario. "Yo no me preocupo mucho del estilo -dice- desde el momento que he visto que no tiene más que dos salidas, como en política: la de la derecha o la de la izquierda, lo extravagante. Yo creo que el estilo debe ser como la elegancia, según el dandy Jorge Brummel. Este afirmaba que cuando una persona elegante salía de un salón, no se debía recordar que traje llevaba."

Ver un original manuscrito de Baroja es contemplar un mapa de correcciones. Pulía lo escrito hasta el final. "Para mi la condición primera del estilo es la exactitud." Y más adelante (en sus Memorias): "El escritor que cree que es estilista, porque en ves de decir singular o solo, dice señero; en vez de madrugador, madruguero; en lugar de había dicho, dijera; en vez de había tenido, tuviera, es un cándido, todo es no es nada".

Un día se encontró Baroja con Unamuno en la Estación del Norte, en Madrid. Cuenta Baroja: "Él iba a París y yo a Vitoria. Hablamos un momento afectuosamente y, al despedirse, me dijo: Escriba usted siempre, hasta el final, porque usted es un hombre de estilo. La observación me dejó bastante asombrado."

En otra ocasión dirá "que el estilo es una manifestación de la personalidad humana, como puede serlo el hablar, el sonreír y el andar". Para Baroja el estilo era claridad, precisión, rapidez.
Muchas cosas se dirán siempre de Baroja.Para mi fue un maestro. Me leí todas sus novelas, en especial sus novelas del mar y sus novelas deMadrid. De todas aprendí la limpieza y rapidez del relato. ¡A ver los personajes!




Baroja murió un día otoñal de Mdrid y sus restos fueron sacados de su casa por sus amigos de entonces: Camilo José Cela, Pérez Ferrero y otros, con la presencia emocionada de Ernest Hemingway, que tanto lo admiraba. En aquel pobre ataud iba el cuerpo de un hombre humilde, del gran escritor que fue y eso sólo quiso ser, Pío Baroja.

José ASENJO SEDANO








(Artículo publicado en la revista granadina ENTRERIOS, nº 2, 2006. También en el periódico IDEAL de Granada, 2006).




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