EL alzamiento contra los franceses de Napoleón, en la alta Andalucía, y concretamente en tierras granadinas, claramente se divide en dos periodos: antes del año 1810, y después de 1810, en cuyos comienzos de año las tropas francesas invaden y ocupan esta provincia, ya bien advertidos tras el desastre de Bailén, en julio de 1808, en cuya batalla victoriosa mi bisabuelo mandaba el Regimiento Provincial de Guadix, aquel que instituyera, en 1736, el rey Felipe V.En el primer periodo, y aún antes de mayo de 1808, la efervescencia popular en todas estas tierras era muy notoria como consecuencia, sin duda, de una parte, del ambiente propiciado por la Ilustración, y de otra, por la influencia ya manifiesta y ostensible por doquier de la Revolución francesa que, de una manera más o menos notoria, venía trastocando todas las mentalidades y derribando los viejos estamentos. Y así, era a la sazón muy visible el movimiento 'Juntero' para tratar de resolver cualquier problema, en principio regentado por el propio Corregidor, puenteando al Regimiento o Ayuntamiento legal y tradicional, y que en cuanto surge la guerra, la Junta busca su propia autonomía, ahora enfrentándose con ese mismo Corregidor al que anula. Sobre ese ambiente popular es ostensible la adhesión a la persona del príncipe Fernando tras el motín de Aranjuez lo mismo que tras las abdicaciones de Bayona. Una adhesión vinculada al odio feroz a Godoy, la bestia negra causa de todos nuestros males.Un vecino metido a cronista, a la sazón, nos cuenta: «Se publicó la nota del Príncipe de la Paz, Godoy, y al pasar el bando por el caño del Almorejo se produjo un gran tumulto Se publicó la noticia de la coronación de nuestro augusto soberano Fernando VII y la desconfiscación de todos los bienes de Godoy y su prisión en el cuartel de los Guardias. Y se le encontraron mil y ochenta millones; así estaba la España sin encontrarse un cuarto en las gentes. Se vendieron capellanías, patronatos y todo para él, Godoy. De todo se aprovechó. De ello y de trescientos millones que tenía empleados en Inglaterra. Y en el palacio suyo, dos columnas huecas llenas de barretas de oro » Mientras tanto, en Granada, los colegiales y manteístas asaltaban las iglesias y echaban las campanas a vuelo En el mes de abril, Fernando anuncia su ascensión al trono. Y el mismo día dos de mayo, se recibe una misiva de Fernando VII « agradeciendo la divina piedad que se ha dignado favorecerle con su exaltación al Trono, como a la sincera amistad de su íntimo aliado el Augusto Emperador de los franceses; que se hagan rogativas para el mayor orden, tranquilidad y decoro » El 8 de mayo se recibe escrito del Capitán General de Granada dando cuenta del alboroto del día 2 de mayo, en Madrid, por un corto número de personas desobedientes a las leyes, que enseguida ha sido controlado; que se busque la buen armonía con las tropas francesas, y se les ayude.-Granada 7 de mayo.El día 23 de mayo, ya el duque de Berg, como Suprema Autoridad del Reino (España), comunica que por voluntad de Napoleón debe juntarse en Bayona una Diputación General de ciento cincuenta personas, que deben estar allí el quince de junio, para tratar de la felicidad de España y de los males que la aquejan. Se designa al cura párroco de Santiago, don Juan Llorente, para tal misión. La tensión es enorme y se respira por doquier.El 27 de mayo llega una Posta/Correo de Levante que induce a la población a que se levante y proclame rey a Fernando VII -ya conocida la expoliación de Napoleón, y su traspaso de la Corona española a su hermano José-, lo que motiva el repique de las campanas de todas las iglesias, manifestándose la muchedumbre exaltada con banderas españolas. Este correo, el teniente de Artillería don José Santiago, llegará a Granada el 29 de mayo, quien aconsejó al pueblo que se armara, y a cuyas indicaciones no tuvo más remedio que plegarse el Capitán General de Granada, don Vicente Escalante, que debió autorizar la constitución de una Junta de Gobierno como mando supremo..Y entonces se hace público el levantamiento de Madrid contra los franceses y su general, y cómo el traidor Napoleón se había llevado a los Reyes y a los Infantes a Francia, y también a Godoy, mientras España se quedaba con las ganas de la cabeza de éste. Y la reacción de costumbre, procesiones y rogativas a todas horas. Y peticiones de donativos y dineros especialmente a la Iglesia.Y en medio de ese desconcierto sobre quien tenía la autoridad, el Obispo, el 12 de mayo, publica una Pastoral en la que, siguiendo las instrucciones del Consejo de Castilla, aconsejaba no poner trabas a los franceses, lo que recogido por la prensa de Madrid se interpretó como una actitud profrancesa frente al pueblo, de lo que el Obispo hubo de retractarse desde el Balcón de los Corregidores, frente al pueblo, abajo, indignado, al tiempo que otro clérigo, el deán Hervías, sin saber por dónde andaba el problema, ponía un pliego a la firma para que el pueblo manifestara su adhesión al Gran Duque de Berg, o sea, Joaquín Murat, lo que motivó que el populacho accitano -según nuestro cronista- pidiera su degüello o sacarle el corazón por un costado o la lengua por el colodrillo El deán asustado hubo de jurar su arrepentimiento hasta cuatro veces delante de la multitud enfurecida. Lo que da idea de por donde andaba la sensibilidad popular, al tiempo que la Junta local acaba por imponerse al Corregidor y a los Regidores, mediante el sistema de repartirse competencias, las más importantes y decisorias evidentemente a cargo de la Junta llamada Gubernativa.Paralelamente, de acuerdo con las instrucciones del teniente de Artillería don José de Santiago, se procede al alistamiento de toda la gente apta para las armas, mientras corre con frecuencia el rumor de que se aproximan los franceses, lo que hace que los repiques de campanas a rebato, en señal de alerta, se hagan familiares, con todos los vecinos en armas por las calles, de ronda, bajo el mando del Corregidor Rafael Aynat. Y así se alista a todos los mayores de dieciséis años, sin excepción de privilegios o recomendaciones o inmunidades, incluidos los parientes del Obispo y los colegiales, al tiempo que todo el pueblo, curiosamente, adornaba ya con escarapelas revolucionarias sus sombreros, entre jolgorios y alegrías, señal evidente de que «aquella Revolución» estaba calando en nuestras gentes. El alistamiento lo hacían cuatro Regidores con otros cuatro Capitulares más un Caballero particular y un Escribano, que enrolaron hasta mil personas, a la vez que se recibían noticias, el primero de junio, de cómo, en Granada, habían asesinado y arrastrado al general Truxillo, don Pedro Truxillo, ex-gobernador de Málaga, marido de doña Micaela Tudó, hermana de la amiga de Godoy Después de coserlo a puñaladas en la puerta de la Cárcel Baja, lo arrastraron por las calles como a un perro y llevaron a quemar lo que quedaba de su cuerpo; fue el 31 de mayo por la tarde, y el delito era ser cuñado de Godoy. Y, con ese panorama, esa pintoresca tropa salió el siete de junio para Alcalá en busca de la gloria que les alcanzaría, pronto, en Bailén. Con ellos iba mi bisabuelo, el coronel don Bernardino de Asenjo Palero, al mando del Regimiento Provincial de Guadix Luego, tras la victoria tan jaleada, el largo año 1809, cargado de hambre, miedo, exacciones y requisas de dineros y granos y hasta del terremoto del cuatro de agosto, mientras todos aguardan la llegada del lobo que, al fin, a principios de 1810, bajo el mando del mariscal Soult, los generales Sebastián, Mortier, Milhaud, Desoyes , enseña sus dientes por las tierras granadinas Y, ya con el lobo dentro, comenzará la siguiente fase de este drama.
Carlos ASENJO SEDANO ( Artículo publicado en IDEAL, GRANADA, EL 2 DE MAYO 2008. En este artículo se recuerda la figura del coronel del Regimiento Provincial de Guadix, don Bernardino de Asenjo y Palero, hijo del Corregidor de Agreda (Soria), nuestro antepasado.
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